miércoles, 9 de julio de 2014

Mi "todo" también implica esto.

La gente siempre suele dar razones por las que desean ser amados, dan esas virtudes como para “venderse” a otra persona y así ganársela. Pues bien, yo he decido hoy hacer lo contrario. Voy a dar las razones por las que no debo ser amado.

No llego puntual a los sitios.
Exijo demasiado de mí mismo.
Hay que soportarme en momentos de bajón injustificado.
Me cuesta aceptar un “no”
La insistencia siempre va ligada a mí.
A veces soy despreocupado.
Otras veces me preocupo de una forma enfermiza.
Soy celoso.
Doy la impresión de no escuchar a las personas.
Se me olvidan fácilmente las cosas.
Soy feo.
Descuido mi imagen.
No sé ver los momentos oportunos.
Soy un imán para los inoportunos.
Soy apático.
Hago bromas pesadas.
Las que no son pesadas, las llevo al límite de la pesadez.
Soy un cabezota.
A veces necesito que me reconozcan cosas insignificantes.
Mis propósitos perecen a los pocos días.
Provoco que la gente se cabree conmigo.
Hago sentir mal a la gente cuando llevo las bromas al límite.
No sé ver muchos de mis defectos.
A veces no sé estar cuando se me necesita.
Huyo de las situaciones que me superan.


Soy un desastre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario